lunes, 12 de noviembre de 2012

Star Wars. ¿Existe un orden ideal para ver la saga?


Advertencia:
Este es un artículo hecho por un fan para fans de Star Wars. No recomendable para "haters" integristas de la nueva trilogía que no hayan dado oportunidades suficientes a las películas o no las recuerden en absoluto, ni tampoco para quienes no hayan visto las películas y quieran hacerlo -alguien habrá en la galaxia- pues contiene diversos spoilers fatales que desvelan hechos fundamentales de la trama.

Advertir, igualmente, que este no es ningún artículo minucioso o enciclopédico hecho por los frikis del universo Star Wars que conocen hasta el modelo de calzoncillos del almirante Ackbar y su peso en miligramos el día que no se ha puesto muda limpia.


Cada año desde su aparición en versión extendida en DVD, recordamos en casa la trilogía de El señor de los Anillos. Un viaje de unas doce horas que este año, tras un número considerable de veces, decidimos cambiar por otro igual de fascinante al universo Star Wars.

Fue un tour de force de seis películas seguidas que mucho seguidor habrá hecho en algún momento. En nosotros surgió la duda de si el visionado debiera obedecer al orden cronológico de los acontecimientos o bien al orden en que aparecieron las películas.

Consideramos decantarnos por la primera opción al conocerlas, si bien llegamos a la conclusión de que todo neófito debiera hacerlo en el orden del estreno de las películas más que nada para incrementar crescendos como la confesión de Darth Vader como padre a su hijo Luke en El Imperio Contraataca, darle más juego a los flirteos amorosos iniciales entre dos aguas de Leia con Han Solo y Luke Skywalker o el descubrimiento por parte de los Jedis supervivientes a Luke Skywalker de la existencia de una hermana suya, la propia Leia.


Fascinantes teorías como la de que mecanizar el cuerpo de un Jedi le va acercando al Lado Oscuro logran mantenerse en ambas trilogías: Luke Skywalker pierde la mano al final de El Imperio Contraataca en su enfrentamiento con Vader y le es transplantada una artificial, y de igual forma, en el Episodio II Anakin directamente pierde un brazo en su enfrentamiento junto a Obi-Wan y Yoda contra el Conde Dooku.


Otra teoría que sin embargo se mantiene sólo en la antigua trilogía y que por desgracia se pierde con la nueva -tengo en preparación otra entrada con los 10 peores momentos de la saga- es la teoría del color de los sables láser: en origen, el sable azul es el Jedi y el sable rojo el sable Sith. Todo ello conlleva a la inquietud de El Retorno del Jedi con la irrupción de Luke con un nuevo sable verde.


Esto debiera ser considerado como un paso intermedio entre el Jedi y el Sith, un momento de debate entre la luz y la oscuridad, apoyado magistralmente en la fustigación mental de Luke tras la confesión de su padre, el uniforme impolutamente negro con que se presenta en la corte de Jabba el Hutt y cómo no, el propio rostro que había adquirido Mark Hamill tras su accidente.

Lógicamente con el momento primavera en El Corte Inglés que se saca de la manga el señor Lucas en el Episodio II con la batalla de los Jedi en Geonosis, todo este constructo se pierde. Yoda aparece con un sable verde y desde luego poco podemos dudar de la fe en la Fuerza de este Maestro. Mace Windu aparece con un sable fucsia, y por allí campean hasta sables amarillos, en fin, toda una fascinante teoría cromática ingenua hecha pedazos. Como digo, ya castigaré, desde mi lado benevolente y entregado obviamente, estos errores en un futuro artículo.


También es cierto que todo esto puede considerarse de forma contraria, y deleitarse linealmente con la saga, pero pienso que sin los suficientes visionados no es apropiado. Son muchos los pequeños detalles que, sin embargo, sí se consiguen apreciar conociendo de antemano los acontecimientos, aportan información curiosa y rica que en cierta forma engrandece las ideas de George Lucas tanto iniciales como las últimas no hilvanadas con tanta genialidad por desgracia.

Son pequeños apuntes sutiles sobre todo por el camino de redención poderosísimo de Anakin Skywalker en la segunda trilogía, apreciable ya en pequeñas dosis desde el Episodio IV o detalles como en el que en el mismo episodio nos produce gracia y comprendemos a la perfección tras la nueva trilogía. Me refiero a la huida despavorida de varios guerreros Tusken tras dejar sin conocimiento a Luke en el desierto de Tattoine con tan sólo la llegada lejana de los andares de un Jedi como Obi Wan. Obviamente, eso se debe al literal exterminio de moradores de las arenas que comete en El ataque de los clones Anakin Skywalker tras haber sido los causantes de la muerte de su madre -mejor momento del film posiblemente-.


Otros a tener en cuenta es el reseteo de memoria de C3-PO al final del Episodio III -y no de R2-D2, por lo que él recordaría todos los acontecimientos de la primera trilogía en la segunda y sería el auténtico cronista subterráneo de la saga desde su aparición en Naboo-. El reseteo de C3-PO conlleva que no pudiera recordar a Obi-Wan, el reparto de gemelos entre Tattoine y Aldearaan, el hecho de que Anakin fuera su creador, etc.


También al final del fabuloso Episodio III se justifica el aprendizaje de volver desde el mundo de los muertos de Obi-Wan al indicarle Yoda que será una técnica que le enseñará durante su exilio en Tattoine el propio Qui-Gon Jinn. En última instancia, eso justifica el propio "suicidio" que Obi-Wan se auto-provoca en parte en el combate de sable láser con Darth Vader en el Episodio IV, tanto para cerrar el círculo y permitir que la profecía del equilibrio de La Fuerza se cumpla como por el propio hecho de que, a pesar de morir, su posibilidad de trasladarse desde el otro mundo, le permitirá un enlace definitivo con el por entonces Jedi en potencia Luke y moldear su destino.


Ver de esta forma la trilogía también permite entender, o mejor dicho, justificar los andares pesados y grotescos de Darth Vader: el estado en que queda prácticamente su mortaja en Mustafar tras el trepidante combate con Obi-Wan le deja sin piernas y sin su restante brazo humano, por lo que todos los miembros de Darth Vader están mecanizados y le hacen andar de forma pesada y torpe tras su reconstrucción.


Interesante resulta también este visionado para apreciar el desarrollo tecnológico y de diseño que las flotas de naves adquieren con el tiempo al igual que los engendros mecánicos. En El ataque de los clones ya observamos campear precursores primitivos de los ATT-Walkers y en La venganza de los Sith, los propios Anakin y Obi-Wan acuden al rescate-señuelo del Canciller en dos proto Tie-fighters y se aprecian también las naves antecesoras del X-wing surgidas durante las Guerras Clon.


Hay que reconocer que es mérito de Lucas el lograr con mucha más tecnología y medios digitales e informáticos el esfuerzo por intentar que los nuevos diseños mecanizados parezcan más antiguos al ser anteriores en el tiempo que los de la entrañables maquetas de la primera trilogía y a mi juicio lo consigue.

Un pequeño detalle que me hace mucha gracia también es la escena en la que Yoda, tras la masacre emprendida por Darth Sidious, va en su busca para arreglar en un enfrentamiento personal el entuerto. En ella se topa con dos guardias reales del emperador; ya sabéis, esos solemnes caballeros carmesíes todo fachada en las películas.


Pues bien, si en el Retorno del Jedi tan sólo inquietaban con su apariencia, pero en ningún momento les vimos hacer uso de sus, en teoría, letales habilidades, en el Episodio III es divertidísimo e irónico como, al encontrarse ante una pareja de ellos el Gran Maestro Jedi, lejos de ofrecernos un combate mínimamente excitante o por fin el potencial de dicha guardia, nada más aparecer Yoda por el quicio de la compuerta, se derrumban como auténticos bolos con un sólo ademán de La Fuerza por parte del Maestro. Guiño sutil pleno de escarnio.

Ver de forma lineal los films permite apreciar como es un clásico por parte de los Sith conspirar constantemente al adquirir cierta hegemonía para oponerse a quienes les habían otorgado su confianza en el mal.

Así, el Conde Dooku, pese a estar confabulado con Palpatine en la compleja trama de creación del Imperio Galáctico, ofrece al Obi-Wan cautivo la posibilidad de aliarse con él y dominar la galaxia en el Episodio II. En el Episodio III es el propio Anakin, convertido ya en sith, quien se lo propone a la mismísima Padmé poco antes de intentar matarla fruto de la impotencia.


En ese momento ya apreciamos el propio arrepentimiento paulatino que sufre Anakin desde que entrega su sabiduría y poder a la Orden Sith, desde que participa en la muerte de Mace Windu a manos del Emperador o incluso antes.

Por ello, cuando ya embutido en su traje mecánico Darth Vader ofrece a su hijo Luke conquistar juntos la galaxia en El Imperio Contraataca, no es la primera vez que nos encontramos ante juegos de confabulación entre las propias huestes del Lado Oscuro.


También ayuda a entender la ayuda que presta como cazarrecompensas Bobba Fett al Imperio para cazar a los rebeldes en Bespin, aparte de su propia naturaleza como tal y el hecho de conseguir a Han Solo para Jabba el Hutt, el hecho de la muerte que a manos de los jedi, concretamente de Mace Windu, sufre su padre Jango en la batalla de Geonosis.


Para encajar correctamente el paso del tiempo y la concordancia argumental, Boba Fett fue un clon más creado a partir de su padre, pero que, a diferencia del resto que componen el ejercito clon desarrollado en Kamino, no contaba con un crecimiento acelerado por lo que concuerda perfectamente en la línea temporal de los hechos su existencia niño-adulto en el desarrollo de la saga.

Por último, no quiero pasar por el alto la necesidad o no de ver la trilogía inicial con las escenas añadidas o cambiadas que realizó Lucas hace unos años. Particularmente, salvo las mejoras de efectos y los añadidos en el planeta helado de Hoth de El Imperio Contraataca, no soy especialmente fan.


Por un lado, la aparición de Jabba el Hutt en el Episodio IV discutiendo con Han Solo sobre las deudas que este atesora con él la veo bastante prescindible, más que nada por la baja autoridad que demuestra el gusano, estando prácticamente toreado por Solo cuando hablan uno junto al otro y con una sumisión absoluta, aparte de una cara pánfila a años luz de la que exhibía originariamente.


Es maravillosa la estampa imponente que por contra demuestra apoltronado en su sede en El Retorno del Jedi y toda esa solemnidad y temor se evaporan considerablemente con este Jabba digital que adelanta Una Nueva Esperanza en su versión maquillada. No olvidemos que en las escenas originales que hubieran formado parte de la película en 1.977 Jabba tenía una apariencia humana y no como inmunda babosa gigante con la que irrumpió en el Episodio VI posteriormente. Igualmente innecesarias e irritantes resultan las modificaciones en el número musical del templo de Jabba anterior a la muerte de su primera esclava con la inclusión de nuevas animaciones y personajes que, lejos de resultar inquietantes y turbios, parecen teleñecos infantiles.

Otro añadido irritante consiste en la absurda justificación moral que se saca de la manga Lucas para determinar por qué Han Solo se carga al cazarrecompensas Greedo que va a buscarle para obtener premio por su cabeza a la Cantina de Mos Eisley.


Ya sabéis, esa escena tensa sentados en la mesa uno frente a otro en la que Greedo apunta con una pistola a Solo y éste, por debajo de la mesa, desenfunda a su vez la suya y le deja achicharrado de un disparo. Pues bien, en la escena original, el piloto del Halcón Milenario maniobraba con su arma y como digo, le dejaba seco de un tiro bajuno. Para justificar posteriormente esa acción en las ediciones remozadas de la trilogía, se añadió un disparo previo del cazarrecompensas que Han esquivaba para después disparar en defensa propia. Es algo bastante sutil, pero la moralina sinsentido para dar ejemplo es realmente recalcitrante e innecesaria.

Y otra polémica considerable es la del plano final de la saga en la Luna de Endor en la fiesta Ewok. Me refiero a la instantánea de todos los jedi desaparecidos con su aura espiritual azul. En la nueva edición remozada de las 3 películas originales, desaparecía la figura de David Prowse, el antiguo actor que interpretaba a Darth Vader, siendo sustituida por la del joven Anakin interpretada por Hayden Christansen.


Esto es una incongruencia absoluta, ya que los que justifiquen que debe ser el Anakin joven anterior a convertirse en Lord Darth Vader el que debe aparecer junto al resto de jedis olvidan lo fundamental: para ver cumplida la profecía y devolver el equilibrio a La Fuerza es el propio Darth Vader quien lo consigue a través del asesinato del Emperador y la redención ante su hijo posterior en uno de los lances más extraordinariamente épicos y emocionantes del universo Star Wars. Por tanto, jamás debiera haberse producido dicho cambio.

En resumen, no me atrevo a recomendar o determinar la ordenación definitiva para disfrutar de la saga Star Wars salvo por los criterios de conocimiento/desconocimiento de los acontecimientos que narran sus películas. Sólo espero que habiendo rememorado algunos lances más o menos trascendentales o anecdóticos, todos aquellos que siguen recordando con animadversión la nueva saga, le den alguna nueva oportunidad que les permita apreciar un sinfín de virtudes que, por desgracia, quedaron sepultadas por un generoso número de errores que será detallado en una posterior ocasión.

Ah, y ahora que el mundo está debatiendo acerca de la compra de LucasFilm por parte de Disney, lejos de infundados juicios de valor a priorísticos, sólo deseo poder rendir un nuevo homenaje dentro de muchos años a las nuevas películas de un universo que hace mucho, mucho tiempo marcaron mi corazón y mi imaginación para siempre.

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