lunes, 21 de febrero de 2011

Nausicaä del Valle del Viento. El genio de Miyazaki.

Con motivo de la suculenta futura edición del DVD de Nausicaä del Valle del Viento, por fin su versión íntegra en castellano con suculentos extras (espero que no hayan sufrido el visionado de ese recortado de 30 minutos aborrecible en su primitiva distribución europea bajo el título de Guerreros del Viento), se pasará previamente por cines a partir del 7 de mayo.
Desafortunadamente, el doblaje para 35 mm. no ha existido, pero aún así, poder disfrutar en pantalla grande de las excelencias de Nausicaä, merece la pena.

Como muchos sabréis, Nausicaä del Valle del Viento originariamente es un manga de Hayao Miyazaki en el que trabajó concienzudamente durante más de diez años. Poco afín a acercarse a este formato, huelga decir la importancia y cuidado capital que puso en él.

Por supuesto decidió llevarlo a la animación en 1.984, lo que supuso su primer trabajo para el afamadísimo estudio Ghibli. Sin llegar a captar todo el riquísimo entramado metafísico de la obra primigenia, no tengo duda alguna en que se trata de la cima absoluta de Miyazaki también para el anime.



 
El argumento nos sitúa en un futuro post-apocalíptico donde la Tierra ha sido arrasada durante los Siete Días de Fuego, una consecuencia autodestructiva a los abusos y excesos del ser humano por maltratar la naturaleza a causa de su auge expansionista al creerse rey absoluto del universo. Los pocos recursos naturales que existen están en litigio entre distintos reinos que luchan por la hegemonía, en un planeta cubierto por un extenso y creciente bosque venenoso: el Fukai.
La influencia de este film es notoria. Supone el germen e inspiración básica de la también sobresaliente La Princesa Mononoke y hasta de superproducciones recientes como Avatar que han tomado nota de ella (las cualidades sanadoras de los Ohmu parecen haber llegado a Pandora.)


 
</>El maestro Miyazaki muestra en esta obra las que serán constantes a lo largo de su excelsa andadura hasta nuestros días.
En primer lugar, la preocupación ecológica y la relación del individuo con el medio en que vive; una concienciación de vuelta a la esencia de la vida, de rechazo hacia el monstruo tecnológico e industrial que es la sociedad moderna. La maravillosa escena donde Nausicaä conoce a Teto, la ardilla-zorro que ya nunca le abandonará, explica de la forma más sutil y hermosa el funcionamiento perfecto de la Naturaleza, la simbiosis necesaria entre ésta y la humanidad, que permite un entendimiento a primera vista imposible.
En segundo término, la importancia del personaje femenino. Nausicaä es una más de las heroínas que tendrán que analizar y comprender, a pesar del dolor que eso suponga, el entorno en que viven para dar con la solución adecuada para salvar el mundo, SU mundo. Es esa autoindagación existencialista uno de los ejercicios más plenos y purificantes que consigue el cine del nipón.
El espectador consigue salir ligero, liviano, asimilando el desastre en que se hunde el cosmos (o microcosmos, dependiendo de la cinta) pero con la esperanza de que cambiarlo es posible; y es la mujer según su prisma, el ser que tiene más capacidad para hacerlo (que pregunten si no en Pejite).


 
Por último, la sabiduría imperecedera albergada en la ancianidad. La matriarca por un lado, y el Maestro Yupa por otro, ejemplifican a la perfección el respeto y la admiración que en Oriente rinden hacia las personas mayores: mientras que en occidente se las recluye, desprecia y olvida, en el pensamiento oriental interactuar con una persona de la tercera edad es motivo de exaltación y júbilo.
Son sus palabras y acciones las que proporcionan la enseñanza y la firmeza en los momentos delicados.
Todo este entramado de nada serviría si los aspectos formales no funcionaran, y vaya sí lo hacen: un fabuloso dibujo y una emocionante banda sonora son el vehículo fundamental para que Nausicaä del Valle del Viento se convierta en una obra maestra sensible, inflamada, solemne y certeramente cruda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario