jueves, 7 de julio de 2011

Un festival con mucho por delante: Azkena Rock 2011

(Publicado originariamente para la Revista Muzikalia)

La décima edición del Azkena Rock Festival clausuró sus puertas esta edición con más de 55.000 asistentes, su máximo record de visitas. Entre las novedades, destacar que por primera vez contaba con tres escenarios y no dos como venía siendo tradición, al introducir el Monster Stage que viernes y sábado funcionó desde aproximadamente las diez de la noche.

Sin lugar a dudas la propuesta más selecta para el amante del rock se ha ido forjando año tras año gracias a un cartel medido, equilibrado y sin fisuras.

Así, en esta edición encontrábamos artistas con trayectorias inapelables (Cheap Trick o The Cult), iconos míticos dentro de su estilo (Ozzy Osborne, Brian Setzer, Gregg Allman o Paul Weller), nombres ya consagrados del panorama actual (Queens of the stone age, Eels o Bright Eyes), leyendas exóticas que aportaron distinción y buen gusto al festival vitoriano (Primus, Kyuss o Clutch)  o recientes sensaciones que confirmaron su talento (Band of Horses, The Avett Brothers o This Drama).

Jueves 23

El jueves fue el más concurrido de la historia del festival, día que tradicionalmente servía como aperitivo, pero que en esta edición 2011 se llenó hasta la bandera y contó con las apuestas de más querencia metálica.

En medio de todo ello, a las seis y pico de la tarde, tras esperar una cola inédita en anteriores ocasiones, llegamos a la explanada de conciertos para encontrarnos con unos Eels metidos con calzador dentro del ambiente general de la jornada. Aún así, Mark Everett y los suyos cumplieron con una actuación elegante que mostró la faceta más áspera y rasposa de su cancionero matizada por los arreglos de viento.

Después el supergrupo trufado de leyendas que es Black Country Communion dio numerosas muestras de brillantez: desde la actitud y vitalidad que mostraba Glenn Hughes -con esa voz portentosa de la que ha tomado tanta nota Chirs Cornell- hasta el talento a las seis cuerdas de Joe Bonamassa. Su potente debut se vio representado con rotundidad en temas como “One last soul” o “Sista Jane” y los temas avanzadilla de 2 (11) subrayaban las dosis de rock en detrimento de las bluesy de querencia más negra.

Muchísimas ganas de ver a The Cult tenía; tantas que no cabía en mí. Desafortunadamente, no fue el show que esperaba. No solamente  Ian Astbury se presentaba desmejoradísimo físicamente con muchos kilos de más y un atuendo de echarse la siesta entre una piara de cerdos, sino que un enfado monumental por “hacerle la prueba de sonido a Rob Zombie” como ironizaba el vocalista al tocar tan pronto, le llevaron a tomar una actitud burlesca y poco seria que deslució un repertorio que ya es historia desde hace años.

Aún así, intenté abstraerme y, tras un comienzo realmente flojo, con canciones que debieron abrir la tierra en dos como “Fire woman” o “Rain”, la cosa fue mejorando y a la altura de temas más recientes como el torpedo de “Rise” y “Dirty little rock star” ya se podía uno emocionar y corear con orgullo las flamantes composiciones de una banda única. El respeto general y, no sólo incondicional, lo consiguieron al clavar clásicos como “Wild flower” o la inmensa “She sells sanctuary”. Por otra parte, decir que la severidad de Billy Duffy fue un necesario contrapunto para levantar el show.

Y ya cayendo la noche, el fandom de la Serie B y el entertaiment puro y duro tenía su momento de gloria con Rob Zombie. Como no podía ser de otra forma, la puesta en escena rememorando mitos del terror, el cartón piedra y el maquillaje fueron los cimientos sobre los que montar una actuación que era poco más que mera fachada, salvo los aportes de talento del guitarrista John 5.

Al menos cuando tiraba del legado de White Zombie con temazos como “Super- Charger heaven” o “Thunder kiss´ 65” o “Superbeast” y “Dragula” de su debut Hellbilly Deluxe (98), uno podía rememorar su primera juventud con una sonrisa en el rostro.

El plato fuerte de la jornada para muchos era Ozzy Osbourne. Más allá del legado incontestable de este hombre al frente de Black Sabbath, la verdad es que actualmente, The Madman pese a contar con un sonido potente, no cuenta en sus haberes con una banda tan deslumbrante como la que gozaba con los bestiajos de Zakk Wilde y Robert Trujillo.

Mucho relleno de solos mastodónticos y poco donde rascar. Lo mejor los riffs y la voz histriónica de Ozzy en “Suicide solution”, la fantasmagoría de “Mr. Crowley” y, claro, el brutal “Iron man”.

Lo mejor de la jornada se lo reservaron los dioses del desierto Kyuss, rebautizados como Kyuss lives! al no contar en sus filas con nuestro héroe Joss Homme al cual pudimos disfrutar el siguiente día al frente de Queens of the Stone Age.

No busquen morbo, ni sorpresas, no hubo interacción alguna entre ambas bandas. Pero lo que sí hubo por parte de Kyuss fue un aura poderosísima que conseguía retrotraerte al entramado rico y denso de un legado discográfico que debiera ser declarado bien de interés universal. El comienzo fue dubitativo, pero a partir de la irrupción de “Gardenia” la cosa fue un no parar de polvorientos pasajes capitaneados por un entonadísimo John García, un comedido Nick Oliveri, un eficaz Brant Bjork y un guitarrista que huía inteligentemente de querer ser un prodigio.

Jamás soñé con escuchar delante de mi interpretaciones de “Whitewater” “Asteroid” o “One inch man” y hacerlo suponía un ejercicio de nostalgia vivificantemente presente e imperecedero. Casi al final, el encadenado de “El rodeo”, “100ºC” y “Green Machine” fue uno de los más descomunales vividos en mucho tiempo. Mito.


Viernes 24

El viernes, con un calor de justicia que contrastaba con el intenso frío nocturno, hubo que llegar pronto al escenario Ben Keith (Secundario) para disfrutar de los canadienses Blue Rodeo. Y vaya si mereció la pena: el suyo fue uno de los conciertos más emotivos y sólidos del día.

Su propuesta ha servido de acicate e inspiración a figuras contemporáneas como Ryan Adams o los magníficos The Jayhawks, aunque poca gente haya querido darse cuenta. El final, con un conmovedor “Lost together”, fue un precioso colofón que nadie debió pasar por alto.

Y rápidamente al escenario principal a disfrutar de los seminales Reverent Horton Heat. Los problemas de sonido con “Marijuana” al iniciar el concierto, pese a solventarse, no dejaron de evidenciar una complacencia rockabilly desinflada de esas que se sustentan en el ceño fruncido sujeto con tiritas antes de salir a escena. Nada que ver con lo que al siguiente día mostraría Brian Setzer, desde luego. Decepción profunda.

A Atom Rumba les vi a una distancia prudencial para copar las primeras filas de Cheap Trick. Jugaban en casa y dieron un concierto confiado donde el saxo fue la guinda a un sonido sudoroso que se hubiera disfrutado más en sala pequeña. Nuestros particulares John Spencer Blues Explosion.

Y con “Hello there” dio comienzo en el escenario grande el que sería el mejor concierto del festival. Inapelables Cheap Trick. Con Robin Zander, ataviado de Dream Police, en un estado de forma envidiable a las voces y con un entusiasmo y vitalismo contagioso, dirigió un show que fue celebración pura y que dejó a las claras que las reuniones nostálgicas poco tienen que ver con bandas incombustibles y eternamente jóvenes como Cheap Trick.

No faltaron la lluvia de púas de Rick Nielsen y su guitarra de cinco mástiles, tampoco la elegancia sexy de Tom Petterson al bajo; y sobre todo las canciones: desde clásicos imperecederos que nos hicieron saltar y vocear como “I want you to want me” o “Surrender”, a himnos 80´s como “The flame” o pildorazos del tamaño de “Big eyes”,  “California man” o “Dream police”. Rock, power pop y carisma a prueba de bombas. Una demostración de que los mitos realmente inmortales, aparte de los que supieron perecer, son sobre todo los que permanecen vivos.

Tras tamaña demostración y vacío emocional, el día se prometía largo y había que tomar fuerzas. Los sacrificados para la ocasión fueron Bad Brains, leyendas incendiarias del hardcore que, a juzgar por lo poco visto, se encontrarían en las antípodas de lo mencionado dos párrafos más arriba.

Y vuelta a las grandes sensaciones con los inclasificables Primus. Sin duda el nombre que más personalidad aportaba al Azkena Rock de este año. Su rock marciano de influencia funk donde la improvisación y los intricados pasajes musicales giran alrededor nuestro volviéndonos del revés, cautivó a poco que uno se dejara llevar.

Puede que sus discos de estudio se hagan algo indigestos, pero hasta el último mono quedó atrapado por el virtuosismo nada cargante ni rancio del bajista semi-divino Les Claypool, sus caretas, sus instrumentos imposibles y una puesta en escena de dos astronautas neumáticos gigantes con pantallas que proyectaban imágenes desde sus escafandras. Un concierto exigente de muy buen gusto donde no faltaron pseudo-hits como “My name is mud”.

Sin movernos del sitio, preparados estábamos para una nueva demostración más del poderío de Josh Homme al frente de sus Queens of the Stone Age. Demoledores, engrasados, sonando metálicos y alejados en lo posible de un género como es el stoner que ellos mismos pervirtieron, violaron y dejaron hecho unos zorros.

Centrados en sus dos obras maestras, Songs for the deaf (02) y Rated R (00), erigieron un concierto metrónomo, calculadamente frío a la par que intenso y que tuvo sus momentos más excitantes en el rescate de “Mexicola” y el disparo certero de “Little sister”. Tras la siempre devastadora “Song for the dead” se marcharon como si nada hubiera ocurrido y dejando tras de sí un rastro de clase y autosuficiencia que asustaba. Se nos hizo corto.

Antes del fin de fiesta con Clutch, nos acercamos brevemente a ver cómo las gastaban nuestros hardcore-stars This Drama y lo poco que estuvimos delante del escenario monster sonaba nervioso y musculado. “127 la brea” la coreamos y piramos rápido al principal de nuevo.

Lo de Clutch fue de traca: menuda fiesta de ritmos gruesos y grasientos se montaron. Riffs poderosísimos de groove incendiario mezclando herencia negroide, metálica, blues… mil y un ingredientes que hacen de su música una suerte de misa negra que resucita a James Brown vestido con traje de tachuelas. Neil Fallon, con su incansable actitud, nos hizo sudar y contonearnos hasta que reventados salimos del recinto. Como dice su pepinazo “Electric worry”, vámonos, vámonos.



Sábado  25

Después del apoteósico día anterior era difícil que el sábado pudiera dar semejante recital de sensaciones y así fue.

Aunque no precisamente por lo que nos topamos al llegar a Mendizabala, ya que la actuación de The Avett brothers puede decirse sin miedo a resultar exagerado que fue la más emotiva, pasional y reconciliadora con aquellos como el que les escribe que no habían captado su supuesto talento en estudio. Callando bocas desde la humildad y la resurrección de lo que fueron los mejores Marah mezclados con la tensión de Two gallants.

Tras ellos Band of horses continuaron la senda de la intensidad y las canciones bellas. Si bien por su actitud campechana y llana, un escenario tan grande como el de un festival pudiera no ser el más apropiado para sacar a relucir su esencia, cuando se olvidaron del sombrero de granjero que congregó a los advenedizos de Infinite Arms (10) al eco de temas como “Laredo” u “Older” y optaron por las inflamadas “The Funeral” o “The Great Salt Lake”, dejaron a las claras por qué son uno de los grupos más importantes a día de hoy.

Eso sí, su heterogeneidad en aumento debe pronto canalizarse a través de un estilo propio que les lleve a ser tan especiales como lo eran con sus dos primeros trabajos.

Gregg Allman, cofundador de los indispensables The Allman brothers, un referente 70´s del rock sureño, a media tarde, pertrechado por su banda confundió lo que es ser una leyenda que sabe mecer la batidora de estilos musicales norteamericanos a través de jams onanísticas con la abulia más irritante. Mucho arreglo, mucho público disfrutando con el libro de historia del rock y no con las orejas y poco verdaderamente a recordar.

Bright eyes no toreaban precisamente en su plaza, pero poco le importó a Conor Oberst que sonó muy grande y expansivo y se comportó como todo un animal escénico. La banda que llevaba sonaba compenetrada y los juegos de teclados amplificaron y dieron cuerpo a un set-list arriesgado que presentaba el incómodo The People´s Key (11).

Así el de New York se empeñó en mostrarnos la grandeza de canciones como “Shell games” o “Haile Selassie” con lo que ya son clásicos como “Four winds”. Cumplieron con creces.

El plato fuerte del sábado lo iba a servir Brian Setzer con su nuevo proyecto Rockabilly Riot. Pese a una primera parte donde todo sonaba demasiado previsible, la salida a escena de ese animal a la batería que es el mítico Stray Cat Jim Slim Phantom, hizo ganar espectáculo y entusiasmo.

Setzer volvió a demostrar que es un extraordinario guitarrista, aún pecando de cierta autocomplacencia, y su concierto acabó por todo lo alto llegando a hacer coincidir dos contrabajistas haciendo equilibrios con su instrumento y dos baterías a la vez en una auténtica exhibición de clase y entretenimiento hasta terminar regalando un bis con su clásico “Rock this town”.

Tras él, otro incontestable como Paul Weller brindó un concierto sólido que gozó de un sonido excelente. El público no fue tan mayoritario como pudiera parecer al coincidir a esa misma hora esa nueva sensación del rock americano que son The Whybirds. Mereció más atención por el entusiasmo y tratado de rock británico que expuso. Mucho prejuicio infundado sobrevolaba el ambiente.

Lástima que el colofón al festival estuviera tan lejos de ser memorable. Tras la caída de cartel del anhelado Danzig, el sucedáneo de Thin Lizzy saltó al escenario sin un ápice del feeling que atesoraba la banda del fallecido Phil Lynnot.

Todos los clichés más rancios del heavy, un sonido cortante y atronadoramente molesto, deslucía cosa mala clásicos atemporales como “Dancing in the moonlight”, “Whiskey in the jar” o “The boys are back in town”.

Y hasta ahí dio de sí un festival que sigue teniendo mucho por delante. El año que viene repetiremos seguro.

jueves, 19 de mayo de 2011

Sigur Rós: Radiografía del Sentir

(Publicado originariamente para Muzikalia, a escasos segundos y metros de vivir su concierto más emocionante de cuantos he podido disfrutar, en el FIB 2008).

Oscuridad y una esferas blancas que darían luz de fondo eran el contexto sobre el cual deberían aparecer Sigur Rós en escena. Nervios en mi interior. Esto no es un teatro, ni una sala, es un festival abierto. El temor se apodera de mí. Error. Suenan los primeros compases de "Svefn-g-englar" y floto, abandono mi lugar entre la muchedumbre para entrar en otro mundo, un mundo que los islandeses crean a través de la remembranza de anhelos, recuerdos, pérdidas...en él cada uno entramos con silenciosa devoción en comunión absoluta. Es entonces cuando no te importa que dos lágrimas corran por tu cara, dejas que naturalmente las sensaciones fluyan instintivas.

Siguen por los derroteros de Ágætis byrjun y llegan a Takk con "Glósoli", y las respuestas de nuestro pálpito son las mismas. No son humanos, o quizá yo lo fui y dejé de serlo algún día. Toca ver como responden los temas de Með suð í eyrum við spilum endalaust y,por mucho que no lo crea, crecen aún más:"Við spilum endalaust" e "Inní mér syngur vitleysingur" te dibujan una sonrisa, y te das cuenta que has pasado por las cuatro estaciones de emociones, mientras en tu propia vida necesitas a veces un lustro para hacerlo.

"Festival" con su crescendo sin límite y justo antes "Hoppípolla", engrandecida ad infinitum gracias a sus inseparables Amiina y esa sección de viento tan simpática, ya han demostrado que esto no puede ser sólo arte. Hasta el single "Gobbledigook" que nos hizo fruncir el ceño cobra extraordinario sentido en un acto de comunión celebradísimo con el público, lluvia de papelitos incluída. Paroxismo.

Un bis demoledor con el corte que cierra () nos deja ya sin aliento, nos corta la respiración con esa coda siempre espeluznante. Y el concierto no fue esto, afortunadamente fue mucho más. Esto son sólo unas frases eyaculadas desde un portátil por un paria en su minuto de mediocridad existencial.Afortunadamente la música llega mucho más lejos, a ese mundo del que a veces no querríamos regresar.

martes, 29 de marzo de 2011

David Lynch quemando zapatilla

(Publicado originariamente para Muzikalia)

 

David Lynch

Good day today / I know


Es un ejercicio innecesario hablar aquí del talento e influencia de un genio cinematográfico como David Lynch por lo tanto, si me lo permiten, obviaré todo comentario al respecto por evidente. Como mucho, destacaré el especial cuidado e importancia que dentro de su filmografía tiene el sonido y su correspondiente Némesis: el silencio. Su combinación y su tratamiento son fundamentales para dar fuste y profundidad al carácter de su obra.

Sus bandas sonoras, desde lo que supone la recopilación de temas ajenos como los propios scores originales, han aportado a la historia del cine auténticas obras maestras, la mayoría con su mano derecha en ese apartado, el compositor Angelo Badalamenti. Así, evocar ahora el universo sonoro de Twin Peaks, Una historia verdadera o Mullholland Drive estremece con solo mencionarlo.

Nada de lo dicho hasta ahora sorprenderá a los fanáticos del director, pero sí es verdad que, antes de la doble Cara A del single que nos ocupa, Lynch lo intentó con una auténtica bizarrada sónica; me estoy refiriendo a esa suerte de jazz industrial que es Blue Bob (00), trabajo elaborado a medias con John Neff y de resultado perturbador a la par que discreto. Con Good day today / I Know (11), el estilo cambia radicalmente. En esta compilación conjunta de los dos sencillos lanzados el pasado año, se incluyen además suculentos remixes de ambas.

En “Good day today”, el autor de Cabeza Borradora, se lo guisa y se lo come todo- voces incluidas- para enfilar la autopista del electropop más zapatillero, haciéndonos arquear la ceja por lo insólito del feeling evanescente y liviano conseguido, aunque, seamos justos, digerible y, a la larga, agradecido: una pildorita efervescente de esas que tanto gustan a los consumidores de música sin pasado, engullidores del aquí y ahora más fútil y vacuo. Destacar el remix de Underworld, llevando el tema por completo a su terreno – hasta las voces son sustituidas por las de  Karl Hyde- en una contenida espiral techno.

El reverso tenebroso lo encontramos en “I know”, un tema de oscuro y opresivo trip-hop a lo Massive Attack, de cadencia abrasiva y más identificable con el imaginario del genio. DJ’s míticos como Sasha o camaleones de la electrónica como Ratcliffe (Basement Jaxx) meten manos en el tema, destacando la hipnosis abisal del primero y el electro suburbial del segundo.

martes, 15 de marzo de 2011

Entrevista a Ainara Legardon (We once wished)

(Publicada originariamente para Muzikalia)

"He perdido la vergüenza para decir que no a cosas que no me interesan, la vergüenza que impide avanzar artísticamente, y la que impide moverse con libertad y serenidad en la vida"

Redactor: Raúl del Olmo
We Once Wished (11), el regreso de Ainara LeGardon, es una muestra del compromiso de una mujer con sus emociones; una radiografía del precio que el deseo y la resaca de su consecución -o su represión- causan en nosotros. Para descifrarla, Ainara abrió sus entrañas a Muzikalia.

Tras veinte años desde que te subiste a un escenario, ¿Qué queda y qué se ha marchado de esa inocente Ainara LeGardon en We once wished?
Algo de inocencia aún me queda, afortunadamente. El candor necesario para que a veces ciertas situaciones me sigan pillando desprevenida y causen en mí sorpresa y ganas de dejarme llevar. Me dejo seducir intensa y fugazmente por personas, personajes, cosas o situaciones, y trato de sacarle el mayor partido artístico y vital a ello.

Respecto a lo que se ha marchado, te diría que la vergüenza. La vergüenza para decir que no a cosas que no me interesan, la vergüenza que impide avanzar artísticamente, y la que impide moverse con libertad y serenidad en la vida.

We once wished cuenta con una urgencia y energía desatadas. ¿Es una reacción lógica al sonido retraído y angustiado de Forgive Me if I Don´t Come Home to Sleep Tonight?
Es más una reacción lógica al aburrimiento, el dolor y el desasosiego que viví durante el periodo de Forgive me if i don’t come home to sleep tonight. Aquel sonido angustiado, como tú dices, era fruto de mi estado de ánimo. Ahora estoy viviendo un momento muy fresco. Me encuentro con ganas de volver a soñar y de convertir esos sueños en realidad, a pesar de lo que eso conlleva.

También destaca su sonido agreste y eminentemente inflamado. ¿Existió en su concepción temor de cara a la acogida que pudiese tener entre un público acostumbrado a otra manera de desentramar la intensidad de tu música?
Al principio sí, me preocupaba en cierta manera debido al evidente giro estilístico que estaban tomando las composiciones. Sin embargo, era algo contra lo que no podía luchar, así que opté por lo de siempre: hacer música para mí, tal y como creo que debe ser hecha en cada momento, y quedarme todo lo satisfecha que puedo.

Siguiendo con tu nuevo enfoque, flotaba la incógnita de cómo una artista con unos referentes tan eléctricos no había hasta ahora mostrado todos los decibelios que pudiese. We once wished lo consigue. ¿Era una cuestión de confianza, de ánimo, resultó ser algo instintivo cuando lo hiciste?
Como digo, fue instintivo, y a la vez resultado de un estado de ánimo. Creo que no tuvo nada que ver con la confianza. De hecho, sin duda el disco anterior requiere mucha más confianza en una misma para encararlo.

¿No cansan tantas críticas positivas ante la salida de un nuevo trabajo? Si verdaderamente tanta gente echaba de menos la pulsión actual ¿por qué no lo comentaron antes cuando todo eran elogios a la intensidad contenida?
Seré sincera: las críticas buenas no cansan. Puedes tomártelas más o menos en serio, puedes compartirlas o no, pero se agradecen, sobre todo por lo que hablábamos al principio: este es un disco hecho (como todos mis trabajos) sin pensar más allá de lo que a mí me agrada y lo que mi cuerpo y mi corazón me piden hacer en cada momento. Parece ser que he comulgado con lo que el público y la crítica considera un acierto. Bien. Se agradece. El Forgive me… pasó más desapercibido, y sin embargo yo considero que es mi mejor disco, el más arriesgado y valiente, y el que más me hizo crecer como persona.

Sea como sea, yo seguiré trabajando, tratando de madurar a través de mi música. Algún día no comulgaré tanto con la crítica, ni con el público, pero seguiré siendo feliz y estando orgullosa de lo poco o mucho que consigo avanzar en la vida con cada disco.

¿Se adaptará tu cancionero en vivo a las necesidades de pulsión desatada actuales o las antiguas composiciones servirán de descompresión?
Ambas afirmaciones no son excluyentes. Disfruto sobremanera tocando los temas de We once wished, pero de igual modo dotando de una visión nueva a los antiguos, que como bien dices, sirven de válvula de escape.

Otra de las novedades que encontramos, es tu fichaje por el sello Aloud Music. Al margen de su elogiable postura acerca de la difusión de sus artistas, ¿te sientes cercana a alguna de las bandas que forman parte del sello? ¿Cuáles especialmente?
Me siento, en primer lugar, muy cercana a la persona de Sergio Picón. Me gustan sus ideas, su manera de ponerlas en práctica y el trato con las personas que le rodean. Nos conocemos desde el año 97, y mi cariño y confianza hacia él no hace más que crecer con el tiempo. No deja de meterme caña cuando ponemos en común nuestros pensamientos, pero siempre llegamos a un acuerdo en todo. Es cabal y serio, y eso siempre es de elogiar.

Quizá la banda que más me guste de Aloud es (lo:muêso), sin dejar de admirar a muchas otras por su frescura (Two dead cats, por ejemplo), o por el buen camino que se han conseguido labrar con esfuerzo (Nothink).

Nunca me canso de señalar el carácter aséptico y plano, exento de peligro en la mayor parte de lanzamientos musicales en los últimos tiempos. Desde luego tu posicionamiento está en las antípodas de ello. ¿Reivindicar el desnudo emocional, el grito, el hambre por vivir y sentir a pesar del precio que conlleve es para ti prácticamente un deber ético hacia tu persona?
Pues más o menos. Simplemente se trata de ser honesta con una misma. Todo lo que has mencionado lo aplico no sólo a la música, sino a mi vida en general.

Al hilo de ello, creo que hace dos décadas esa transmisión se conseguía mucho más. ¿Piensas que el carácter trascendente y existencialista del mensaje de muchos artistas de los 90´s ha hecho que en estos tiempos más superficiales a la hora de percibir el arte haya sido la causa por la que nunca se rememora esa época? Bueno, para empezar no estoy del todo de acuerdo en que actualmente corren tiempos más superficiales a la hora de percibir el arte. Esa percepción reside dentro de cada uno, y te aseguro que en lo que a mí respecta, estoy dejándome empapar más que nunca.

Siguiendo con lo del revival, yo creo que de un tiempo a esta parte sí que se está rememorando esa época de los 90. Grandes grupos de entonces han sacado excelentes discos el año pasado (por ejemplo Pearl Jam, Alice in Chains, o hace un par de años Eddie Vedder en solitario con Into the wild, por mencionar un trabajo con un mensaje de gran calado emocional).

Y por otro lado pienso que quizá también ese carácter trascendente estuviera dentro de nosotros mismos, que escuchábamos y vivíamos aquella música como si el acorde final de cada canción fuera el último que escucharíamos en nuestra vida.

Como tarjeta de presentación el vídeo de “Thirsty”, dirigido por Álvaro Sanz, me parece impecable e implacable. Es un gran trabajo. ¿Cómo surgió la idea de plasmar el sentido de la canción de esa forma tan violenta e impactante?
La sensación que me embargaba cuando compuse ese tema era así de impactante y casi violenta. Estaba sedienta de emociones que sabía que me iban a dejar una marca imborrable, no forzosamente positiva, y aún así estaba deseando vivirlas. Tiene mucho que ver con lo que has comentado antes del hambre por vivir y sentir, a pesar del precio que conlleve.

La idea de plasmarlo en imágenes de esa manera surgió en una conversación a tres bandas entre Hannot Mintegia, Álvaro Sanz y yo. Yo simplemente actué como nexo entre las ideas de ambos, y me dejé llevar…

Una artista inquieta como tú necesita, presumo, formas de expresar su creatividad y experiencias por distintos canales. ¿En qué otros proyectos musicales, o no musicales, vuelcas tu instinto? Desde hace un tiempo colaboro con Álvaro Sanz poniendo banda sonora a algunos de sus documentales y cortometrajes, el último de ellos Nieve de primavera, que podrá verse en Televisión Española en breve.

Actualmente también trabajo en el montaje del espectáculo de danza La quimera del ruido, aportando piezas musicales con la guitarra y también improvisando con la voz, de forma que me expreso con ésta de manera diferente según estén manipulando mi cuerpo en escena. Es muy interesante.

Y por último desde hace un tiempecillo ando metida en el mundo de la improvisación libre. Álvaro Barriuso (Dúo Cobra) y yo acabamos de montar un proyecto llamado Archipiel en el que jugamos con las voces y un eco de cinta analógico. En algunas piezas usamos pequeños textos, que por fin han encontrado (por lo menos en lo que a los míos respecta) la manera de salir a la luz y cobrar vida. Para mí trabajar con Álvaro supone una experiencia nueva y es un disfrute total.

Siguiendo un poco la iniciativa que hizo Aloud presentando una canción de We once wished cada día por su radio on- line, nos gustaría que, para terminar, nos analizaras tu propia creación y comentaras lo que se esconde detrás de cada tema en pocas palabras.
“You gave me”: dar, recibir, embarcarse en una aventura y vivir la magia de las casualidades que nos rodean, que probablemente no existan como tales.

”I left”: la retirada a tiempo, antes de causar daño.

”We once wished”: la realización en un sueño de un deseo inalcanzado.

”Hugs that won´t last”: el momento que inspiró la mayoría de las canciones del disco. Y una vez más, la retirada antes de la debacle.

”Reason”: las sensaciones contradictorias de no poder esperar y a la vez la de querer parar el tiempo. La de no poder hablar, pero desear gritar algo a los cuatro vientos.

”I am” : todo lo que he odiado a lo largo de mi vida, yace dentro de mí.

”Thirsty”: la sed de vivir emociones que pueden dejar su huella. La felicidad de la espera ante un momento que se sabe de antemano emocionante.

”Evil eyes”: Me miraste y no pude decir que no… me diste lo que estaba pidiendo a gritos.

“Before waking up”: la persona que me devolvió mis raíces y me enseñó un lugar en el que deseé quedarme para siempre.

”Make it mine forever”: la sensación de que de tanto recordar algo, lejos de fijar su imagen en tu mente, se va desdibujando. Y el saber que ya nunca más tendrás la oportunidad de contemplar de nuevo esa imagen para hacerla tuya para siempre.

Gracias, Ainara. Tu música es un bastión de integridad y arrojo.
Y tus palabras un lujo.

lunes, 7 de marzo de 2011

Standstill IV. Entrevista a Enric Montesfusco

(En la recopilación de escritos acerca de Standstill, no puede faltar esta profunda entrevista a Enric Montefusco. Siempre me da miedo conocer más cerca a quien admiro y necesito. Para Muzikalia en su día).

Adelante Bonaparte (10) es otra meta alcanzada por Standstill. Siempre un paso más allá de cualquier expectativa, su último trabajo es un acercamiento universal – desde una persperctiva personal- al recorrido que es nuestra existencia, al viaje entre luces y sombras que nos acompaña desde que venimos al mundo.

Para desentrañar y acercarnos a su concepción, hablamos con Enric Montefusco y, de paso, también conseguir acercarnos más a nosotros mismos.

Adelante, Bonaparte parece la culminación a un estilo como banda. Es algo tan inmenso y elaborado que resulta difícil poderle imaginar continuación posible. ¿Has tenido esa misma sensación a la hora de terminar la obra? En caso de ser así, ¿es una sensación que ya pudisteis tener con discos que pulían un determinado estilo como Memories collector?
Por la propia forma que tenemos de funcionar y el sentido que le damos a la banda, la verdad es que esa sensación de la que hablas, que tiene que ver con el vacío, con el haberse vaciado, es algo que nos ha pasado a menudo y que reconocemos, sí. La primera vez asusta un poco pero luego uno ya lo entiende como una fase más que hay que pasar en el proceso. Afortunadamente, la vida no se detiene ahí y al cabo de un tiempo, ya ves las cosas con otra perspectiva, necesitas tratar otros temas según lo que te haya pasado y hacerlo con formas nuevas que te resultan estimulantes. Y así sucesivamente.

El sentido absolutamente personal desde el cual se enfoca la obra, muy basado en tus experiencias, logra trascender a lo que podría ser considerado una necesidad artística y emocional propia. ¿Cómo consiguió el resto de la banda entender el planteamiento de Adelante, Bonaparte y sentirse a la vez miembro partícipe de algo que sale de tan adentro de uno? ¿La aparente sencillez de algunos cortes fue algo que costó asimilar a una banda con tanto potencial musical por parte de cada miembro?
Una de las ventajas de llevar ya unos cuantos años haciendo discos es que, a base de trompazos y malentendidos, uno acaba aprendiendo algo y llamando a las cosas por su nombre. Que yo sea el compositor (en todas las bandas que no se disuelven a los dos días suele haber uno, y cuanto más personal es la composición, mejor y mas trasciende la pieza) no quiere decir que alguien mas no pueda sentirse partícipe del proyecto. Es una cuestión de afinidad y de complementariedad. De sumar en una misma dirección. Y es evidente que el equilibrio actual funciona y que ellos aportan muchísimo en diferentes aspectos. Por eso somos una banda.

Respecto a la sencillez, es una línea que nos apetecía a todos; a estas alturas ya no es estimulante ni necesario que toquemos todos todo el rato, con el instrumento que se supone que tocamos. En ese sentido ha sido incluso liberador que Piti haya tocado la batería, que Ricky haya sintetizado sus baterías, que yo haya tocado el piano, que Falkner haya trabajado arreglos de teclado y piano diferentes a los que suele hacer, que haya habido espacio en las canciones para Pau Vallvé y el quartet Brossa con vibráfonos y cuerdas, y en general que hayamos intentado darle a cada tema lo que creíamos que mejor le sentaba. En respuesta a tu pregunta, creo que hemos entendido mas que nunca que lo importante es el potencial de la suma de nosotros, no de cada uno por separado.

¿Cómo conseguiste vencer el pudor a ser tan tremendamente explícito en las letras de vuestro último trabajo. ¿Es ese camino hacia las cosas contadas sin tantos recursos, metáforas y de forma directa otro paso que querías dar en tu forma de escribir?
Tengo la sensación de que por pudor, efectivamente, quizás en otros discos me protegía inconscientemente a través de ambigüedades y juegos de palabras. Decía lo que quería decir pero a la vez me cubría y daba muchísima cancha a interpretaciones. Insinuaba mas o menos ingeniosamente, más que contaba. Sinceramente no tengo muy claro por qué con Adelante Bonaparte eso ha cambiado, no ha sido para nada algo premeditado. Aunque ahora que me haces pensar en ello, quizás a día de hoy necesito compartir, mas que impresionar.

Otro paso adelante en el plano formal lo encontramos en los cuidados arreglos e instrumentaciones no tan habituales de las que hacéis gala en el último trabajo. ¿piensas que es algo circunscrito a este momento coyuntural o tienen visos de expandirse más aún en un futuro?
No tengo ni idea, la verdad. Es pronto para saber qué será lo siguiente. Lo que está claro es que estamos muy contentos con su papel en Adelante Bonaparte.

¿Piensas que la fábula circular a la que hace referencia Adelante Bonaparte es una catarsis personal en cuanto a canalizar experiencias que marcan la vida de cada uno? ¿Cuál crees que es el secreto para que algo tan particular pueda trascender a la esfera del individuo y convertirse en acto de comunión entre los oyentes de Standstill?
No sé, yo entiendo que, en esencia, todos pasamos por las mismas fases y tenemos las mismas sensaciones; aquél que nos matriculó nos hizo realmente parecidos... En ese sentido creo que el único secreto es sacar todo eso que uno, y solo uno, encarna en cada momento, y hacerlo libremente sin que te contamine demasiado tu grupo favorito y sin pensar demasiado quién se supone que eres. Cuanto mas particular sea tu aportación, creo que más real, y por tanto universal, resulta ser luego.

Adelante, Bonaparte me resulta un disco, al menos para mí, infranqueable, rico, de digestión lenta, que requiere una escucha atenta y pautada. ¿Cómo encaja eso con el aparente aumento de público que os acompaña justo con este lanzamiento tan arriesgado y ajeno a las concesiones? ¿Alguna vez has notado una sensación de pudor o extrañamiento sobre un escenario al cantar unos temas tan a flor de piel y particularmente tuyos?
No debería preocupar demasiado la cantidad de público que uno tiene. Ni cuando es para mal ni cuando es para bien. Es mas importante estar pendiente de si el público que uno tiene está ahí por las razones adecuadas, las que a uno le gustaría. El día que vea que gran parte de nuestro público está ahí para ver cómo muevo el culo, por ejemplo, tendremos un problema, y gordo. Pero eso no llegará a pasar. Nuestro público, por lo que veo, tiene edad indefinida, y origen e intereses diversos. Si está allí es simplemente porque en algún momento sintonizó, entendiendo perfectamente lo que significa en esencia nuestra propuesta. Nosotros, dicho sea de paso, hacemos un gran esfuerzo para que así sea.

En tiempos como los que corren, sacar un disco dividido en 3eps de corta duración es algo valiente y que deja muy a las claras que la intención de la obra está por encima de formatos y concesiones. ¿ Conseguir hacer las cosas como uno verdaderamente quiere transmitir, a pesar del enorme esfuerzo, hace seguir confiando en la autoedición?
Está muy bien no tener que dar explicaciones a nadie, ni andar pidiendo tratos excepcionales. Al final es frustrante para todo el mundo. Y Bcore no tenía la culpa de que fuéramos raros, tampoco. Nuestros proyectos suelen tener siempre un componente de riesgo y de ambición artística que pide a gritos un marco propio para ser gestionados. Y creo que se ha notado bastante el cambio cuando hemos empezado a poder hacer lo que nos ha dado la gana. Me gustaría matizar añadiendo que la libertad también tiene sus precios, pero esa ya es otra cuestión.

A diferencia con vuestra anterior obra, Vivalaguerra, donde las canciones gozaban de una autonomía muy fuerte, esta vez es como si con Adelante, Bonaparte el concepto, la cohesión, mandara sobre cada tema en particular. ¿Es ese el motivo por el cual necesitábais defenderlo con un espectáculo como Rooom donde, bajo mi prisma, las virtudes de la obra se expanden enormemente sobre las tablas?
Sí, realmente los dos discos no se parecen mucho, entre otras razones, por lo que comentas. La idea con Adelante Bonaparte era que, al escucharlo, al ir llegando cada canción, se fuera arrastrando el peso de todas las anteriores. Y lo mismo con los epés. Una especie de (en el fondo, sencilla) narrativa cercana a la del cine o la novela tradicional, donde no tiene sentido sólo valorar cada escena o capítulo por separado. En ese sentido, como bien dices, con el Rooom, el directo de estas canciones coge todo su potencial.

Siempre me resulta algo inocente y fuera de lugar las peticiones por parte de un grupo de fans que os acompaña desde el principio el pedir “mayor caña” –que no intensidad porque de esa vais sobrados- en los discos. ¿Consideras que la escena hardcore desde la que provenís es una escena poco flexible a los cambios, demasiado integrista?
Desgraciadamente mi experiencia me dice que hay gente cerrada en todas partes. Pero bueno, como te decía, lo importante es que tu público esté ahí por las razones adecuadas. Si a alguien le gustaba Standstill sólo porque metía caña, pues quizás se quedó en la fachada, y es una lástima. En cualquier caso, he de decir que todo el mundo está en su derecho de fijarse en lo que le salga, le apetezca o lo que le sirva más.

Standstill es un ejemplo de coherencia y de mutación estilística razonable, sentida y sin abandonar la esencia de relatar el arte de vivir con las esperanzas y miserias con las que nos levantamos día a día. ¿Cuál consideras que es esa esencia que se ha mantenido inalterable, pese a la evolución e inercia de nuestras vidas desde que The Tide escupía furibundo su lucha contra las mentiras establecidas en un mundo inocuo?
Me cuesta verlo como un mérito. Creo que sólo responde a la necesidad de sacar esas cosas que uno tiene en el estómago, y hacerlo sin autocensur ni los temas en sí, ni las formas que te salgan, aunque a veces puedan parecer una locura, como lo de cambiar de idioma. Si lo haces así, la coherencia y la razonabilidad que comentas, vienen solas.

Gracias, Enric por seguir dando aire a una banda que nos ayuda a escapar siempre hacia delante en nuestro transitar.
Gracias a ti!

Recetas para El Fin del Mundo

(la primera vez que un comentario en una red social se convierte en algo aprovechable para mi blog)

Soluciones a un mundo Ahogado:

1. Subir el sueldo mínimo de este país.
2. Hacer una ley que fije un techo a los sueldos más altos, un tope salarial, con lo que podrían subirse de sobra esos sueldos mínimos.
3. Reformar por completo el IRPF. No pagando necesariamente más impuestos, pero sí gravando las rentas más altas y a las más bajas reduciéndoselos o eliminándoselos. Un impuesto realmente progresivo y no con tramos tan absurdos como los que existen ahora. Esto podría aplicarse a la mayoría de impuestos.
4. Permitir dentro del "libre mercado", esto entre comillas, la intervención del Estado no de manera invasiva, pero sí ante posibles abusos.
5. Una reforma completa del empleo público. Reestructuración en base a necesidades y destinar ese dinero público a otros fines más necesarios.
6. Abolición de la monarquía española. Instauración de una República Federal que eliminase una cantidad de gastos del estado a todos los niveles absolutamente alarmantes y antidiluvianos. Todos los derivados de la monarquía y todos los derivados de las políticas autonómicas. Las banderas, todas, son trapos. Uno de los elementos más tristes de la sociedad moderna es la identificación con el patriotismo, cosa que debiera cambiarse por identificarse con los amigos, la gente que quieres, la que te necesita y la que es necesaria. Esa es la única patria universal, herencia del pensamiento ilustrado.
7. Por supuesto, una reforma de la Ley Electoral completa eliminando el injusto sistema de escaños que tanto favorece la merienda de negros, perdón, de blancos, bipartidista.


P.D. Y, sobre todo, no olvidar que siempre seremos muchos más los que tenemos menos que los que tienen más, los jodidos que los jodedores. Sólo por esa obviedad la lucha colectiva debiera alzarse siempre sobre los intereses de unos pocos. Cuando queráis quedamos para un Juramento de Juego de Pelota.

lunes, 28 de febrero de 2011

Standstill (III). Adelante, Bonaparte

(Escrito para Muzikalia. Un disco importantísimo en mi vida por todo lo que rememora en mí).

Adelante, Bonaparte

Buena Suerte

Raúl Del Olmo - 18 de Abril de 2010
En un principio, busqué premeditadamente escapar de tener que realizar esta crítica. El motivo era doble: por un lado, la propia escucha de material nuevo de una banda que uno considera imprescindible crea vértigo. No se puede evitar sentir temor ante la decepción de algo que te toca tan dentro, algo que nunca te ha fallado y te ha ayudado en incontables veces; pasa con todas las cosas y personas en esta vida. Y por otro, tras haber pasado el trance de las escuchas primeras –sólo, sentado a oscuras, setenta y pico minutos mirando fijamente el equipo musical sin más interrupción que la de cambiar de Ep-, la responsabilidad conmigo mismo pasaba por ser capaz de escribir algo a la altura de aquello que había penetrado en mí. Ahora, frente a esta pantalla y a un folio repleto de notas, me veo obligado a decir que me siento orgulloso de hacerlo. El único miedo que me queda, es el de aceptar que algún día ya no me harán derramar lágrimas siempre “Adelante, Bonaparte (I)” y “Cuando ella toca el piano”.

El desarrollo que sigue Adelante, Bonaparte (10), dividido en 3 Eps, alcanza un minutaje que perfectamente habría entrado en un cedé, pero no es en modo alguno gratuito. La estructura se divide en 3 partes bien diferenciadas que permite relatar un recorrido circular perfecto que arranca en el choque que supone la muerte de alguien querido en un ser aún en proceso de construcción, bucea en los recuerdos infantiles de instantáneas desgastadas en sepia; pasando con el segundo episodio al choque ante la dura realidad que convierte sueños y anhelos en decepciones durante la juventud y se cierra en el tercero con la cura del amor –como me dijo alguien, las mierdas compartidas saben a menos- y el fruto vivo consecuencia de ello. En definitiva: Un transitar del Tánatos al Eros para entender a través del último el primero (extraordinario el paralelismo en base a esto que existe en los versos entre el tema que abre la obra y el que la cierra). Ya tienen una comparación lo suficientemente elevada los cuatro de turno que consideran pretencioso el álbum para que me lo consideren a mí y desvíen su atención de algo que no les corresponde.

Vivalaguerra (06)  apostaba por un planteamiento más universal, y Adelante, Bonaparte, desde algo particular, muy personal intenta explicar cosas comunes a cualquier existencia. Y aquí radica uno de sus aciertos mayores. Poder identificarte con tantos lances: yo también he tenido que pasar el trance de besar un corazón que ya no latirá (“Todos de pie”), autoexaminarme para darme cuenta lo miserable que soy (“Cobarde pecador”) o cuestionarme las mismas preguntas para dar sentido a la existencia (“Elefante”). Así, este trabajo se fundamenta en la reflexión que lleva a que el ser humano, tras su desafiante desarrollo tardoadolescente, pase de querer considerarse diferente al resto a mirarse bien en el espejo de sus semejantes y darse cuenta de que todos, para bien o para mal, nos parecemos con nuestras miserias y desengaños, compartiendo las mismas dosis de vinagre. No habría cosa mejor que explicase la evolución ejemplar de la carrera de Standstill y que me permita darme cuenta de la mía propia a su vez.

En el plano musical, algún torpe de cerebro demanda más descargas de electricidad a estas alturas, sin entender cosa alguna del camino emprendido hace años. Ahora por el contrario asoman cortes arriesgados en el primer ep que no cabrían en un álbum al uso como “Hombre araña” o “Cosquillas no (esta niña me gusta)”, cortes que ayudan a rememorar ese mundo de extrañamiento mágico que rodea nuestros pensamientos infantiles. También aflorar bellos arreglos de cuerda y viento, especialmente en el ep tercero, para lograr una expansión sonora y emocional  que demandan los temas (“Elefante”, “Canción sin fin”), suponiendo un paso más en los planteamientos de Standstill.

Cabe señalar que estamos ante el disco en que la impronta de Enric Montefusco es más trascendental, en absoluto de forma invasiva, ya que es ese viaje a las cavernas de sí mismo el que dota de un carácter intransferible y vivo a la obra, pero sí es cierto que el potencial instrumental del resto de miembros se pliega al servicio de la idea con resultados no tan espectaculares como en anteriores ocasiones, pero del todo adecuados cara a lograr el concepto y la transmisión del mismo. En cuanto a las letras, la riqueza y complejidad poética y lírica de algunas figuras de Vivalaguerra (06) o, en menor grado, Standstill (04), dejan paso a unos versos más sencillos y por ello de emoción más directa, sin duda lo más expuesto que han hecho nunca (crepuscularmente bello el ejemplo de “El resplandor”). Digamos que la complejidad que rodea Adelante, Bonaparte en su concepción, se equilibra con resultados más llanos en algunas composiciones (“La hora del acuario”, “Sálveme quien pueda”).

Adelante, Bonaparte es, en definitiva, la plasmación más sutil, sentida, solemne y seria que una obra puede hacer del difícil arte de vivir.

Standstill (II). Directo Joy Eslava, 2007

(Para mi querida Muzikalia escrito originariamente).

Sala Heineken

Madrid

Raúl del Olmo - 07 de Junio de 2007
-
Ser seguidor de Standstill se ha convertido en un estilo de vida. Pocas veces podemos afirmar, de verdad, que una banda nos ayuda a vivir. Vivalaguerra supuso una escisión, ya apuntada en su predecesor Standstill, que les transformó de referentes extraordinarios de post-hardcore a referentes inevitables de nuestros conflictos y experiencias cotidianas. El salto ha sido de vértigo y conlleva sentir su lírica en la epidermis misma. Qué les digo del miedo que existía en mí por que, a quemarropa, sus composiciones recientes se difuminaran. Nada más lejos de la realidad.

El repertorio giró en torno a sus dos últimos trabajos -¿de veras alguien a estas alturas pedía otra cosa?- y sonó valiente y poderoso gracias a una acústica nítida, riqueza de matices –ese teclado/guitarra de apoyo fue fundamental-, un Enric pletórico en el plano vocal, y lo más importante: una presencia escénica rotunda, a años luz de las inseguridades filtradas antaño.

El inicio sorprendió por su intensidad: “Poema nº 3”, “Yo soy el presidente de la escalera”, “¿Por qué me llamas a estas horas?”, “G.M.”, “Por todas las cosas”…noquearon con su maquinaria rítmica metrónoma. Qué hablar de lo que supone escuchar a escasos diez metros las letras de “Noticias del frente”, “La risa funesta” o “Víctor San Juan”: escalofríos.

Antes del bis, un encadenado hizo aflorar lágrimas: “1, 2, 3, sol” –emocionante comunión con el público- y el tiro de gracia con “Feliz en tu día” –aún más doliente que en estudio-. La vuelta al escenario supuso un guiño al pasado: “Let them burn” (versión The Latest Kiss), “Not the place” y “Always late”, que no rechinaron con respecto a todo lo anterior, precedieron a la magia de “Cuando”, dejándonos en la encrucijada entre la esperanza, la resignación y la añoranza.

Más vale que les mimemos, no estoy tan seguro de que nos les merezcamos tanto.

Standstill (I)

(Recupero a continuación, como homenaje a una de mis bandas fundamentales, una serie de escritos míos recopilados por la red. Esta es una vieja crítica realizada para Freek Magazine allá por el año 2004 de su disco homónimo).


STANDSTILL > “STANDSTILL” (BCORE, 2004)

Fecha: 1 de June de 2004 / Autor: Raúl del Olmo


Coherencia: la clave para entender la evolución de una de las bandas más inquieta y creativa de la escena nacional. Ni uno solo de sus pasos lo ha marcado el conformismo o la duda ante la posibilidad de aportar un discurso que siempre gana en matices y esboza nuevos caminos. Demostraron que el hardcore es más que rabia unidireccional producto de la frustración con la complejidad lírica y musical que atesoraba el inabarcable "Memories Collector". Ahora la decisión era más arriesgada: mudar del inglés al castellano sin perder las señas de identidad. El resultado no desmerece nada la carrera ejemplar de los catalanes. No se dejen influir por las lenguas viperinas que ven en ello una maniobra para abrirse al mercado: nada más lejos de la realidad, la decisión surge de la necesidad expresiva del compositor, aunque ello suponga un salto al vacío traducido en un disco difícil que requiere -y merece- un considerable número de escuchas. Por si fuera poco, Standstill siguen creciendo como músicos ofreciendo unas bases rítmicas ejemplares, verdadero baluarte de este trabajo: escuchen "La Vieja Gibellina", "G.M." o "Un Gran Final". Una obra de tonalidades grises, desangelada, cruda y difuminada, reflejo de la resignación frente al desencanto de una vida que sólo nos regala ausencias.

The Road

 


Montaraz post-apocalíptico



El género post-apocalíptico tiene una serie de referentes con un empaque indiscutible y que hace complicado aportar elementos o historias atractivas en toda categoría artística. Ahí tenemos los Mad Max del ínclito Mel Gibson, su réplica nipona en el manga-anime de El Puño de La Estrella del Norte o novelas de lectura obligada como Soy leyenda de Richard Matheson -por favor no rememoren el film cuando lean esto-.

The road (La carretera), la novela de Cormac McCarthy, se ha convertido en un “must” de estos últimos años para los amantes del género y era muy esperada su adaptación al mundo del celuloide. Y podemos respirar tranquilos, a pesar de los lugares comunes en los que todos podíamos pensar.
La historia, lejos de centrarse en los postulados y tics propios como la estética ciberpunk o los engendros mecánicos que pueblan un mundo desvastado, huye de lo superfluo para narrar un cuento que es existencialismo puro, de una humanidad palpable a toda vista, como si leyésemos a Camus en las postrimerías del fin del mundo.





El punto de partida, la supervivencia de un padre (Viggo Mortensen, tan inmenso como acostumbra) y su hijo (Kodi Smit-McPhee, gratísima sorpresa) a través de un viaje hacia la costa este norteamericana tras un inexplicable cataclismo, es la excusa para ahondar en una película que es mucho más. De hecho, inteligentemente, pasa de largo sobre los motivos que producen dicha catástrofe. Por el contrario muestra el dilema de cómo educar a alguien, de cómo poder transmitirle y mantener unos valores en un contexto social inexistente, cuando cualquier postulado o referente social previo ha sido erradicado del mapa en una situación límite en la que no cabe el juicio ético personal.

De un vitalismo atroz y descarnado, por mucho que pudiese parecer lo contrario, el film exuda esperanza. Una esperanza que, como toda aquella que se precie, sólo puede existir en una situación de desesperanza, en la que tiene hambre por perdurar, pese a estar al filo de la navaja, el superviviente nato.

Unas interpretaciones que rayan a un nivel extraordinario, mención especial también para Charlize Theron en el papel de esposa del protagonista y la aparición atómica de Robert Duvall, ayudan a que la narración y su poesía crespuscular musicada extraordinariamente por Nick Cave y Warren Ellis, alcancen una lírica visual que conmociona como hacía tiempo no lo lograba una propuesta de estas características, y si me apuran como nunca se hubiera hecho.


 

El conflicto personal contado a través de certeros flashback en la relación afectiva Mortensen-Theron alcanza las cotas mayores de combustión emocional del metraje. El paralelismo que se construye a través de la supervivencia física y la supervivencia conyugal en una situación límite aporta un enfoque distinto y más profundo a los planteamientos previos del género, mucho más en la corteza de las cosas.

La nostalgia también aflora en muchas escenas, si bien es cierto que en algunas que parten del desastre presente para evocar el pasado, como la del encuentro del piano o la del puente, pecan de remarcarla y reiterarla más de la cuenta evitando una sutilidad que quizá se reclame más puntualmente.

Si bien existe un viaje real con un supuesto destino, la metáfora de ese camino va mucho más allá, es el camino hacia la esencia del ser, de lo que queda de la persona en su plano más animal, más instintivo, muy en la forma de Hacia Rutas Salvajes, si bien en un contexto radicalmente distinto.

Los puntuales encuentros entre personas, demuestran a las claras la máxima de cómo el hombre es un lobo para el hombre ante un escenario fatídico, en una dualidad moral entre el bien y el mal igualmente certera, sin maniqueísmo alguno. Supurantes de humanidad pese a todo, rememoran el rico intercambio metafísico de Una Historia Verdadera.

A estas alturas y haciendo balance en mi maltrecho transitar, no me cabe más que mutar de género al film y hablar de road movie trascendentalista. Y bueno, aconsejar que los cuatro frikis cejijuntos de decodificación fílmica más cercana al monstruo que al ser humano huyan de ella y dejen paso, como diría nuestro héroe, a los que llevan el fuego.


lunes, 21 de febrero de 2011

Teletienda virtual: Haz amigos fácilmente

(De cuando no existían aún redes sociales; si no, el curso hubiera quebrado).

El nuevo curso a distancia "Superficial Friends" te permite, a través de diez cómodos y sencillos temas de conversación, relacionarte en los distintos ámbitos de tu vida cotidiana (trabajo, gimnasio, salida del colegio, reuniones de vecinos, cenas de familia...) de manera superficial y sin adquirir ningún tipo de implicación con tus interlocutores. Tranquil@, nunca te pedirán contar contigo ni tenerte a su lado en los momentos bajos, pensarán que eres profundamente vacío y te librarás de estar ahí, en los instantes donde las palabras callan y hablan los gestos.
No esperes más y hazte con este sencillo temario:
1. Habla del tiempo (llueva, haga frío o brille el sol, todo el año garantizado en conversaciones).
2. Habla de los hijos (si no los tuvieras, habla de posibles embarazos bien tuyo o de alguien de tu entorno cercano)
3.Habla del trabajo (bien por estar quemado, por un ascenso, por ser un rollo...)
4. Habla del peso corporal (da más juego cuando ves a alguien y le dices que está más delgado, al sentirse halagado te dirá que él también te ve muy bien a tí y ya tendrás garantizados al menos cinco minutos de conversación).
5. Habla de platos preferidos u odiados. (muy útil, además si lo haces poco antes de la hora de comer, la gente no parará de rajar y facilitará que llegue el instante en que, finalmente, puedas irte a comer tranquilamente).
6. Habla de deporte. (lógicamente el fútbol y la fórmula 1 serán los que más cancha te den. Abstenerse forofos de la pelota vasca o piragüismo).
7. Habla de programas de televisión. (no olvides estar a la última y mira sólo en la televisión los programas de máxima audiencia para estar con todos en los temas de TV, ni se te ocurra ver Cine Club a las dos de la madrugada o documentales históricos).
8. Habla de coches. (fenomenal. Todo el mundo quiere siempre cambiar de coche, e incluso si no tienes coche puedes meterte en harina diciendo que te vas a sacar el carnet y seguro que pepito o menganita acaban hablándote de que el amigo de la novia de su primo se lo sacó a la primera el práctico o que la tía del hermano de su jefe se confundió en tal rotonda y le tiraron).
9. Habla de catálogo de móviles. (No olvides pasarte por todas las tiendas de telefonía móvil a coger folletos, estar al loro de los puntos que cuesta el último modelo de cada marca y toda la gama de colores de las carcasas).
10. Habla de las vacaciones. (el mejor, da igual que no te vayas, da igual que ya te hayas ido, sólo ten en cuenta que tienes que elegir destinos epatantes: el caribe, Benidorm, el exotismo oriental o la casa rural más Heidi posible. Si ya es de novios el viaje, tienes asegurado un mes de conversaciones).
¿A qué estás esperando? ¿quién quiere hablar de cómo se siente internamente o qué piensa sobre el mundo si tiene todas estas salidas?

Nausicaä del Valle del Viento. El genio de Miyazaki.

Con motivo de la suculenta futura edición del DVD de Nausicaä del Valle del Viento, por fin su versión íntegra en castellano con suculentos extras (espero que no hayan sufrido el visionado de ese recortado de 30 minutos aborrecible en su primitiva distribución europea bajo el título de Guerreros del Viento), se pasará previamente por cines a partir del 7 de mayo.
Desafortunadamente, el doblaje para 35 mm. no ha existido, pero aún así, poder disfrutar en pantalla grande de las excelencias de Nausicaä, merece la pena.

Como muchos sabréis, Nausicaä del Valle del Viento originariamente es un manga de Hayao Miyazaki en el que trabajó concienzudamente durante más de diez años. Poco afín a acercarse a este formato, huelga decir la importancia y cuidado capital que puso en él.

Por supuesto decidió llevarlo a la animación en 1.984, lo que supuso su primer trabajo para el afamadísimo estudio Ghibli. Sin llegar a captar todo el riquísimo entramado metafísico de la obra primigenia, no tengo duda alguna en que se trata de la cima absoluta de Miyazaki también para el anime.



 
El argumento nos sitúa en un futuro post-apocalíptico donde la Tierra ha sido arrasada durante los Siete Días de Fuego, una consecuencia autodestructiva a los abusos y excesos del ser humano por maltratar la naturaleza a causa de su auge expansionista al creerse rey absoluto del universo. Los pocos recursos naturales que existen están en litigio entre distintos reinos que luchan por la hegemonía, en un planeta cubierto por un extenso y creciente bosque venenoso: el Fukai.
La influencia de este film es notoria. Supone el germen e inspiración básica de la también sobresaliente La Princesa Mononoke y hasta de superproducciones recientes como Avatar que han tomado nota de ella (las cualidades sanadoras de los Ohmu parecen haber llegado a Pandora.)


 
</>El maestro Miyazaki muestra en esta obra las que serán constantes a lo largo de su excelsa andadura hasta nuestros días.
En primer lugar, la preocupación ecológica y la relación del individuo con el medio en que vive; una concienciación de vuelta a la esencia de la vida, de rechazo hacia el monstruo tecnológico e industrial que es la sociedad moderna. La maravillosa escena donde Nausicaä conoce a Teto, la ardilla-zorro que ya nunca le abandonará, explica de la forma más sutil y hermosa el funcionamiento perfecto de la Naturaleza, la simbiosis necesaria entre ésta y la humanidad, que permite un entendimiento a primera vista imposible.
En segundo término, la importancia del personaje femenino. Nausicaä es una más de las heroínas que tendrán que analizar y comprender, a pesar del dolor que eso suponga, el entorno en que viven para dar con la solución adecuada para salvar el mundo, SU mundo. Es esa autoindagación existencialista uno de los ejercicios más plenos y purificantes que consigue el cine del nipón.
El espectador consigue salir ligero, liviano, asimilando el desastre en que se hunde el cosmos (o microcosmos, dependiendo de la cinta) pero con la esperanza de que cambiarlo es posible; y es la mujer según su prisma, el ser que tiene más capacidad para hacerlo (que pregunten si no en Pejite).


 
Por último, la sabiduría imperecedera albergada en la ancianidad. La matriarca por un lado, y el Maestro Yupa por otro, ejemplifican a la perfección el respeto y la admiración que en Oriente rinden hacia las personas mayores: mientras que en occidente se las recluye, desprecia y olvida, en el pensamiento oriental interactuar con una persona de la tercera edad es motivo de exaltación y júbilo.
Son sus palabras y acciones las que proporcionan la enseñanza y la firmeza en los momentos delicados.
Todo este entramado de nada serviría si los aspectos formales no funcionaran, y vaya sí lo hacen: un fabuloso dibujo y una emocionante banda sonora son el vehículo fundamental para que Nausicaä del Valle del Viento se convierta en una obra maestra sensible, inflamada, solemne y certeramente cruda.

domingo, 20 de febrero de 2011

We Once Whised (Ainara LeGardon)

El próximo día 22 se pone a la venta el nuevo disco de Ainara LeGardon en las tiendas. Dejo aquí la copia de la promo que tuve la suerte de poder hacer para ella. Como siempre, las vísceras al aire. Le deseo toda la suerte.

We once wished es el disco que siempre había deseado hacer Ainara LeGardon. Quizá ni siquiera lo sabía, pero estaba latiendo en sus profundidades. Veinte años se cumplen desde la primera vez que subió a un escenario y ese camino emprendido desde entonces ha derivado en su obra más indispensable y reactiva.

Es ahora justo, al fichar por Aloud Music, cuando la urgencia se apodera de su discurso y la electricidad desaforada hace presa en su propuesta. Todo ello sin perder ni una sola de sus señas de identidad: el susurro palpitante, la tensión continua y un espartano montante que siempre termina sumando mucho más que miles de ejercicios que son carcasa hueca.

Son de nuevo las manos de Paco Jiménez las encargadas de perfilar el sonido desde una producción que se ajusta a las necesidades de cada composición, agreste y pulida a un tiempo. Y Ainara es la máxima artífice de la imaginería de un disco que habla de deseos fútiles, del Carpe Diem más solícito y de expurgar demonios a través de la búsqueda sedienta de vivencias que dejan cicatriz.

Ella misma, aparte de volver a sangrar a la guitarra y a las voces, graba la mayoría de los profundos bajos para la ocasión, dotando de una extraordinaria firmeza y cohesión el resultado final. No se puede pasar por alto el fichaje en su siempre escueto, pero diligente, escuadrón la ayuda inestimable de Héctor Bardisa (The Grave Yacht Club) a la batería, aportando una pegada que solicitaba el conjunto de canciones. Cabe mencionar también la heterogénea lista de colaboraciones: Rubén Martínez de Tokyo Sex Destruction, Hannot Mintegia de Audience y el neoyorkino Jason Victor, miembro acompañante de Steve Wynn con sus Miracle 3 y de Willard Grant Conspiracy.

El referente sigue siendo ella misma, y es el rasposo sonido, justo ahora que se dignifica la música inocua y sosegadamente lacia, el protagonista indiscutible. Con un posicionamiento contemporáneo y la vista reivindicando la trascendencia musculada de los noventa, We once wished es una construcción brillante a la par que valiente y rotunda.
Por Raúl del Olmo.


prometo no volver a llamar al disco once i whised...

Aquí dejo su perturbador nuevo vídeo, Thirsty:

Madelman

Estos días vengo recordando los varoniles madelman con los que jugaba mi hermano en su infancia. Robustos, de mirada cetrina, musculados, siempre dispuestos a realizar su heroico cometido como soldados, como bomberos, como cazadores, como pilotos, como buzos... Trepidante metáfora del super-hombre infalible, cero defectos, siempre diligente y eficiente en su tarea.
El otro día, de mudanza, encontré en casa de mis padres por casualidad uno de estos muñecos en comprometida pose: desprovisto de todo ropaje identificativo y flexionado en una postura imposible -tan grotesca como la del albatros del poema de Baudelaire-, el amasijo desprovisto de identidad yacía mudo de contenido. Me sorprendió aún más su principal carencia: no tenía pene. Un muñeco apolíneo, terso, de marmóleo mentón, donde la entrepierna había dibujado un vacío sólido.
La evolución del macho es un hecho de plástico.

bebé-jarrón

(Memorias del cheque- bebé). 2007

Te propongo un consejo que ya me dio alguien hace tiempo: "Ten un hijo". Y no, no es por la realización personal, alcanzar una meta o salvar una relación que hace aguas. Es mucho más sencillo que todo eso, es para mejorar tus relaciones sociales.
¿No has deparado en el componente de interacción comunicativa que supone? ¿Que tienes que aguantar por compromiso reuniones familiares donde el paripé, la falta de comunicación y el desarraigo ha erradicado toda palabra? Pues nada, te traes al bisoño con cara de asustado y toda la gente hablará sobre él; no hará falta iniciar ninguna conversación, cada cual exclamará afirmaciones dirigidas a nadie como "Qué lindo", "mira que cara de travieso", "cómo se parece a su madre" o se oirán risitas o sonidos traqueales que en otro lugar parecerían dueños de alguien con disminución psíquica. Fenomenal, las horas pasarán mucho más rápido y la sensación de vacío se hará más llevadera. Otro tanto si quieres ser reina o rey por un día en tu trabajo. ¿Que las relaciones con los compañeros son superficiales, monótonas o de navajazo psicológico limpio constante? No te preocupes, llega con tu recién nacido y nadie te odiará por unos minutos, todos se reunirán alrededor, con más cohesión que si hubiese que hacer una reivindicación laboral, hasta tu jefe, que no te dirige ni un "Buenos días", se acercará y sonreirá durante diez segundos preguntando "¿es tu hij@?" como diciendo, "que sepas que su boca pasa por mis albaranes".
Y, bueno, esto lo podemos aplicar a cualquier otro entorno: recuperar amistades perdidas en el tiempo para una tarde de visita de domingo que sustituya Ikea por neonato, acercarte más al vecino o vecina del cuarto que ya tiene uno y así poder ir juntos al parque evitando la soledad de la urbe, lograr conversaciones de potitos a la hora del café con gente que ignora 50,000 niños -sin el patrocinio de Nestle- muertos en un bombardeo en Líbano, etc.
Y encima te dan 2.500 euros de propina, ¿qué más quieres?

In(pactos) de la Moncloa

Rememoremos la magdalena histórica proustiana.
2011: Precariedad laboral, por no hablar de la vital que sería meternos en ignotas elucubraciones. Se me viene a la mente ahora la capitulación bajo cuerda de las reivindicaciones sindicales y obreras con los Pactos de la Moncloa nacidos al amparo de la democracia española que hacían claudicar los intereses sociales y económicos de la clase trabajadora en pos de los beneficios industriales y empresariales de las compañías. Y ni siquiera los autores que han firmado crónicas del movimiento obrero nacional han tenido el coraje o la posibilidad de evitar la (¿auto?)censura para constatar el hecho de manera clara; han jugado al retruécano indicando que los trabajadores y sindicatos que les representan tuvieron "el gesto" de aminorar sus peticiones y derechos potenciales de cara a conseguir el avance del país en materia económico-tecnológico-industrial. Un "desarrollismo" basado pues en la mejora parcial y dirigida de la realidad obrera tras los muchos años sufridos de acoso con el franquismo, Derecho a huelga sí, a sindicarse sí, pero con unas metas que tenían -y tienen- las alas cortadas de nacimiento. Eso es la antesala del avance de hoy potenciado por esa demoledora globalización que destruye identidad, conciencia y compromiso en pos de esa amorfa mole creada por el monosistema mundial actual.
Como decía Julius Fucik en su Reportaje al pie de la horca: "no olvidéis". No debe olvidarse nunca la posición y posibilidades que ocupamos en un determinado momento, la realidad que fue claudicar en lo social por el interés de la "politeia" española donde todos los partidos bajaron el volumen a las reivindicaciones obreras hipotecando no sólo su presente, sino su futuro, un futuro que ahora nos rasca la barriga.

Después de la cuchilla

El suicidio es el gran desconocido, voluntario siempre, deseado, buscado, evitado, cobarde, valiente, narcisista y mudo.
Quiero hablar con los suicidados e ignorar a los muertos de muerte.
¿Qué se piensa justo en el momento después de intentar suicidarse?
¿Qué pasa por la cabeza tras abrirse las venas y ver fluir rojo mientras se espera la muerte?
¿Se arrepiente uno del muriendo?
Valiente mirada a la meta.

Protagonista medio

Vivimos en la histeria colectiva de las series de TV. ¿Quién no ha tenido su conversación laboral acerca de la última temporada de alguna o el e-mule echando humo descargando episodios aún ni siquiera retransmitidos por televisión?
Todos, hasta el freak que se había negado a volver a ver una serie en TV desde la sacro-santa Twin Peaks, ha sucumbido y ha terminado siguiendo alguna. Pues bien, si nos adentramos mínimamente en la trama, asuntos o inquietudes de sus personajes, llegamos a la conclusión de que la mayoría de los problemas giran en torno a asuntos afectivos, misterios paranormales o giros de guión entre el absurdo y el humor cotidiano. Hasta ahí pudiese parecer que todo es normal, que es "guay", que tiene a cerebritos guionistas teniendo colgada a la sociedad de los "menosdemileuristas" noche tras noche, pero... ¿es esa la verdadera cara del mundo? ¿refleja un tipo de realidad o solo la "realidad de un estrato social determinado donde no existe identificación posible socio-económica y sólo estético-cultureta? Sí, es la realidad de una clase media acomodada con un estatus consolidado, con dinero suficiente y trabajo estable como para cambiar de piso en cuanto se separan de su rollito de temporada, viajar a otros países, comprar mascotas, ir en avión, hacer cenas cada dos por tres con los amigotes solterones, estrenar flamante coche...donde, si por casualidad, aparece un indigente no dejaría de llevar afeitado y abrigo de diseño y hasta se ligaría a la prota ejecutiva de vuelta de todo... y mientras ellos y ellas se rasgarán las vestiduras -o las venas llegado el valle en la curva de audiencias-preocupados en un sinvivir por ¡oh, tragedia! ese dolor tan egoísta de alcoba porque fulanito o menganita les ha dejado por cuernitis o por dejar de tomar la medicación que les encargó un especialista privado de "a 1000 euros la consulta". Y nos dará penita y sus vidas nos parecerán "cool" y no nos estaremos dando cuenta de que ese "estilo de vida" se introduce por nuestras antenas, sobrevuela las patentes de los grandes almacenes con hilo musical domesticado y se aloja, finalmente, en el plato precocinado que ingerimos delante del "elemento de masificación reunida" frente a las 625 líneas cada noche.

El eterno Empate

(Escrito en 2007)

El otro día leía unas declaraciones del líder de la banda Block Party en las que afirmaba que la gran dosis de agresividad y rabia que había en su nuevo disco respondían a la situación de Status Quo en la que vivimos en occidente donde no se puede cambiar nada, es decir, se tiene consciencia y conciencia de los problemas, los expresamos, pero no hay solución posible a ellos.
Bien, lejos de parecer miembro del colectivo "perroflauta-progre-hippy", tengo que decir que estar afirmaciones no hacen más que fomentar la metástasis anegante que sufre el sistema socioeconómico. No ayuda a nada, pero beneficia a algunos (esa manonegra que mueve engranajes).
A ver, hombre de dios, ¿cómo se puede tener la poca vergüenza de decir eso y estar vendiendo tropecientos discos y llenar una sala para un concierto esa misma noche? Es decir, que la rabia y la frustración generada por la xenofobia, la pobreza, la incomunicación entre individuos de la sociedad de las comunicaciones y la desrrealización personal de tus canciones está ahí como elemento catárquico estéril, vamos, para hacer caja con las ventas y el marketing, que todos los chavales griten las consignas de esos testimonios y que luego se queden de brazos cruzados y no muevan un dedo, ni siquiera hablen de ello, escriban, se movilicen o algo parecido para intentar aportar esa micra que mejore levemente el mundo aunque sea "SU mundo", desde el punto de vista más colectivo posible que puede tener el determinante "su" en este contexto. No, es mejor que hablen del modelo de camiseta que se comprarán tras acabar el show o del costo que llevan para fumarse en el concierto si es de calidad o no. Maldito "arte por el arte". Otro engañife, una coartada pseudocomprometida que es marchamo mercantilista.
Desde luego que prefiero a los luminarios que conscientes de su papel limitado; al menos proclaman con el ejemplo, no sólo con el verbo, aquello de que "otro mundo es posible".

Brillo Durmiente

Ella, nacida entre tacones y trenzados.
Ella, educada en el silencioso ancla arcaico.
Ella, arrancada de la extrañeza tachada a ciegas.
Ella, larva silenciosa, tímido testigo del devenir de raíz mundana.
Ella, renuncia a la expansión en pos de la subsistencia.
Ella, experiencia desollada y desoída.
Ella, de bruces hacia un mundo mutante de repente.
Ella, penetración al manicomio regentado por el Dragón Multicolor.
Ella, río de risa y lágrima envuelta en las llamas del Saurio.
Ella, ahogada en brillo redentor que eleva al más allá.
Ella, incapaz de notar la belleza incrustada adentro.
Ella, amante del fulgor.
Ella, zozobra de mente anhelante de bombeo sanguíneo.
Ella, deseo de palabras encantadoras de serpientes.
Ella, esputo al gris diario.
Ella, la mirada hacia la guerra.